El papel invisible del diseño en nuestra vida cotidiana.
¿Te has dado cuenta de que el diseño está en todas partes?
Desde el envase de tus cereales favoritos hasta la app que usas para pedir comida, el diseño forma parte de todo lo que hacemos. Pero aquí va la verdad: no todo el diseño es bueno.
El buen diseño hace que todo sea más fácil, agradable y mejora la vida de las personas. Es como un amigo que te guía sin que te des cuenta. En cambio, el mal diseño… bueno, todos hemos lidiado con una página web imposible de navegar o con un producto que parece que fue hecho para confundirte y frustrarte.
Como diseñadores, nuestro reto es convertir lo complicado en sencillo y lo aburrido en algo que realmente te llame la atención y sea atractivo para el consumidor o usuario. Porque en un mundo donde hay tanto de todo y estamos sobresaturados, el buen diseño es lo que marca la diferencia. Tenemos que realmente empatizar con la persona que va a interactuar y consumir ese producto para entender sus necesidades, frustraciones y beneficios. Esto es lo más importante: mantener al consumidor o usuario en el centro de nuestro proceso de diseño.
Así que la próxima vez que uses algo, fíjate bien: ¿te está haciendo la vida más fácil o te la está complicando? ¿cómo podrías mejorarlo?
Sin duda el diseño que nos rodea tiene más impacto en nuestra vida diaria del que creemos.